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Me parece increíble cómo la tecnología puede favorecer de una diferencia tan grande en la vida de las personas, especialmente para quienes enfrentan desafíos intelectuales. Nunca me había puesto a pensar en cómo estas herramientas, que muchos usamos de forma rutinaria, pueden ser tan esenciales para los demás. Desde aplicaciones que ayudan con recordatorios hasta programas interactivos, siento que las TIC realmente tienen el poder de cambiar vidas.
Por ejemplo, imagina a alguien con Trastornos del Espectro Autista (TEA), que tiene dificultades para comunicarse o para interactuar socialmente. Con algo tan simple como un comunicador con pictogramas, se le abre una puerta al mundo. O con juegos estructurados, no solo se entretienen, sino que también aprenden de manera visual y sensorial, en un entorno seguro. Es como darle una fantástica herramienta para enfrentar a su día a día.
Aunque claro, no todo es perfecto. También pienso en los riesgos como la sobrecarga sensorial o el aislamiento, si se pasa demasiado tiempo frente a una pantalla. además de la dependencia tecnológica, que puede ser un arma de doble filo. Pero ahí es donde entra el equilibrio de utilizar estas herramientas, que se deben usar como complemento y no como sustituto.
Lo que más me impresiona es la creatividad detrás de estas herramientas. Que existan opciones personalizables, juegos interactivos y hasta realidad aumentada para apoyar el aprendizaje es fascinante. Esto no solo ayuda a quienes lo necesitan, sino que también fomenta su independencia, lo cual es muy importante. Es un recordatorio para seguir pensando que las TIC son muy avanzadas, pero su verdadero valor está en cómo las podemos utilizar para hacer que el mundo sea más inclusivo.
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